Axarquia
Las tierras de la Axarquía son como una Málaga en pequeño: monte, valle, cornisa y costa.
En el monte es Axarquía laberíntica de olivos, almendros y vides y sobre todo de pueblos, pueblos y casas de labor que salpican el paisaje llenándolo de vida. Una vida que crece en cultivos hundidos en estrechos valles, asciende por laderas y se solea en los paseros.
En el valle, la Axarquía es vega de frutales y hortalizas que se adentra, río Vélez arriba, con limoneros y naranjales por el Benamargosa y Guaro y hasta por los pequeños valles que llegan a pie de la sierra.
En la cornisa, es sierra que se asoma al mar entre pueblos mudéjares y mediterráneos, a veces recostados sobre la ladera, otras agazapados en recoletos valles, con la montaña a la espalda y el Mediterráneo al fondo en jirones de horizonte; es también cornisa de manantiales que sacian a sus gentes, avenan arroyos y riegan bancales.
En la costa, la Axarquía es paisaje de acantilados y calas, de frontiles y torres vigías, de playas y huertas, de tradición y turismo.